lunes, 19 de diciembre de 2016

INEXISTENTE EXISTENCIA



(O la fiesta de las autocomplacencias)
Se sentía como un descubrimiento.
El descubrimiento de saberte tuya, caer fuerte en la bolsa de basura y descubrir que no son desechos sino tu vida, tu alma y las flores de tus jardines adoquinados en bellos empaques desteñidos de sabores olvidados, subirte a un columpio y despegar hasta no ver más en el pasado, saber que estas destrozado, pero aun sueñas, alto porque existes, porque las mañanas saben a derroche y flores, sacos rojos y mallas negras que te recuerdan que aún no vuelas, que lo intentas fuerte  pero te caes frecuentemente, que sigues aprendiendo y renaciendo cual soneto, entre las sabanas viejas y los desayunos nuevos, que los rizos se deshacen y les copias la filosofía de vida, aprendes a tolerar las intempestades del clima, cada parte de tu cuerpo es carbón y cuando lo tocas corta cual diamante, te enamora y exorciza de prejuicios, te cuenta secretos que secuestran tus miedos, tus manos recitan bellos poemas bajo tu pijama, y la fiesta es a las tres bajo mis bragas, las uñas rojas y los dedos suaves me cuentan las caricias que solo yo me suelo dar, amarse es cuestión de cantidad, saber contar cuantos chupetones estas dispuesto a tolerar a costa del fantasma de la insuficiencia ¡brindemos! Por la zorra de la soledad, por el sueño de autosuficiencia hecho verdad, pintado de rosa por el deseo de superar y los gritos de enemigos envidiosos. 
Eres tú.
Siempre tú.
Nunca tú.
Jamás tú.
ERES EL SUEÑO DE UN AMOR INTERMINABLE.
El propio.
Propiedad endeudada por creer que le perteneces a alguien más, además de tus dedos y añoranzas, alguien más de tus deseos y resacas.
Te ves tan guapa cuando gritas por tu libertad.
Estoy enamorada de la idea de mi inexistente existencia, de mi delirio y realidad, de lo que creo ser y lo que soy.
De las rayas y corazones que adornan los abismos, de cada vena que recorre y vibra cuando me miran.
De la coquetería incontrolable que me posee cuando me siento conforme y suficiente, desnuda frente al espejo, soy líquido y me escurro, soy palabra y me pronuncian, soy el pase de abordar que perdiste cuando me decidiste abandonar, soy todo y nada. Nada y me tomo, a la ligera y con firmeza, me beso con los dedos y toco con los labios, regreso y manifiesto cual mosquito en tu ombligo, las paredes negras, los sueños rotos, duele y gozo cada gota de sudor que recorre mi cuerpo, me enamoro y despierto embelesada de satisfacción de mi presencia con el sol a mi espalda, soy el agua de un coco y la ventisca de la playa que vuela tu cabello y lo mezcla entre arena y algas, soy las ciudades que deje atrás y el mundo por descubrir. Recordándome que soy otro ser humano más en el globo terráqueo que sueña y llora, y aun así se ve siempre hermosa.