Soledad
de madrugada. La distancia nos corroe. Hay tanto qué decir que las palabras no
dicen. Hay tanto qué comunicar y el cuerpo lo expresa. Maldita sea la hora en
la que los amantes quienes aman de verdad se separan. La vida diaria en su
latir nos arrastra y nos revuelca. Cuánto entonces se necesitan unos brazos que
cobijen y digan sin hablar, te amo, tranquila. Videollamada, chat del whatsapp,
correo electrónico, nunca la vasta tecnología suplirá el deseo de sentir la
carne cálida y el aliento de deseo, cerca de mi piel. Jamás verte a través de
una cámara será igual que verte a través del viento, directamente a los ojos.
Desgarre del alma cada día que pasa y no te veo. Tormento diabólico, infierno
sobre mí.
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